Cómo comenzar

El proceso de transformación de espacios comienza por una reflexión conjunta tanto si es a nivel de centro como si se trata de una iniciativa individual.

El punto de partida comienza por identificar qué queremos cambiar, (en cuanto a espacio, mobiliario o arquitectura) pero también cómo vamos a trabajar, qué metodologías, actividades, proyectos… etc. queremos llevar a cabo en ese espacio. Y por último, si ésto responde a las necesidades de nuestro alumnado.

Es un proceso complejo en el que intervienen numerosos factores: el contexto del centro, las personas que participan, las necesidades de aprendizaje, la comunidad educativa, los medios y recursos de los que disponemos…

Para comenzar con este proceso de reflexión hay que identificar la situación de la que se parte para plantearse y establecer unos objetivos realistas y acordes con las características de nuestra situación. Este proceso de evaluación puede llevarse a cabo de muchas maneras, pero señalamos aquí los elementos más importantes a tener en cuenta para plantearse una transformación de espacios que mejore las condiciones de aprendizaje del alumnado y que beneficie a toda la comunidad educativa.

  • El profesorado y el equipo directivo del centro.
  • El alumnado y la comunidad educativa.
  • La metodología y la formación del profesorado.
  • Herramientas y recursos tecnológicos

Cada uno de estos factores tiene un papel esencial en el proceso de transformación y puede identificarse en 3 niveles básicos: nivel iniciación, nivel desarrollo y nivel dominio. A través de la siguiente rúbrica podemos ubicarnos en cada uno de estos niveles y establecer el siguiente nivel que queremos alcanzar.

Estos niveles sirven simplemente para ubicarnos en el nivel del que partimos. El último nivel se llama «en marcha» porque es solo el comienzo de un largo camino en el que habrá que ir evaluando y replanteándose la validez de todas las decisiones tomadas, de forma que vayan adaptándose a las nuevas necesidades y retos educativos que se vayan planteando.

La puesta en práctica de un proyecto de transformación de espacios requiere de una reflexión profunda y consensuada, así como de la continua actualización y adaptación a los cambios que van surgiendo.